Son las 10am en la casa de mi madre, yo voy pasando por la cocina y de repente la
observo en el lavamanos del baño
haciendo unos movimientos poco usuales dada mi experiencia de convivencia con
ella. Debí tener una cara de asombro poco común ya que no hizo falta
preguntarle nada para que ella misma inmediatamente diera respuesta a mis
pensamientos:” Estoy lavando la bandera, no se si eso se hace pero yo la estoy
lavando”.
No puede uno
escuchar esa frase sin contextualizarlo todo,¿ que significa realmente lavar la
bandera?,¿ es eso posible?,¿ eso se hace?. En el tema literario, para mi lavar la bandera seria
como pulir el amarillo, que resplandezca todo su brillo y se junte con un azul más
limpio, sereno, callado y que de pie a que aparezca el contraste, el llamativo y dramático
rojo. Los símbolos de la patria
sometidos a revisión, gracias al amor de
sus ciudadanos que al verlos maltratados deciden sin tener certeza de que se
hiciera correctamente tomarlos en sus manos y devolverles un poco de dignidad.
Al vivir en esta
sociedad donde constantemente se hacen observaciones sobre la falta de valores,
la perdida de la moral y buenas costumbres uno debería pensar que rescatar
todas las cosas que nos hacen ciudadanos debiera ser imperioso para todos, una regla, una
necesidad. Lavar la bandera va mas allá que echarle agua y jabón a una porción de tela, es un acto de amor,
implica acción y por ende pensamiento. Es hacer lo correcto, cumplir con las leyes, ser honesto, honrar a los mayores, respetar
los derechos de todos, rescatar las instituciones, dar los buenos días, no botar basura, ayudar
a los demás. Tenemos que lograr que el agua nos sirva para que con ella se vaya
toda mancha, abuso y violación de nuestro símbolo. Basta de que se utilicen con
falsas intenciones, hora de sentirlos y demostrarlo con acciones, es hora de
que todos lavemos a nuestra amada bandera.
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