lunes, 14 de septiembre de 2015

A propósito de la presentación de la Antología de la Novísima Literatura Larense

Obra: Antologías del Agua. Autor: Sara Viloria (Saloria)

Ya días antes, al conocer la noticia había imaginado cómo iba a ser todo aquello. Sin duda, la participación del Maestro Rafael Cadenas superaba con creces cualquier expectativa. Fijaron las once de la mañana para el inicio y la puntualidad, gratamente, nos sorprendió a todos. A las 11:15am aproximadamente me encontraba todavía en el bus, la noche anterior fue de poker, nos entregamos a la apuesta mínima y al juego de caras hasta muy tarde. El lugar estaba copado, lamentablemente no podía ocultar el hervor alcohólico que expedía de mis poros, ojalá se evapore pronto, pensé. 

No había una pauta oficial, se sabía que era una actividad pequeña donde las palabras de los editores y colaboradores al igual que la lectura del invitado especial era el protocolo mínimo. Me dediqué a reconocer a aquellos jóvenes que, como yo, sentían la ansiedad de quizás escuchar su nombre en los parlantes, o un aplauso general. Cruzamos miradas de excitación, incredulidad, orgullo y satisfacción. Me reconocí en este grupo del cual formo parte, somos los chamos barbudos, de jean y zapato de goma. Somos escritores.

El calor fue de lejos el verdadero protagonista. De pronto, la densidad del aire fue invadida por la lectura de Cadenas con toda su fluidez. Entre un poema y otro señalaba que si teníamos tiempo el podía continuar. Todos nosotros envueltos en sus reflexiones le entregábamos aplausos mientras la temperatura, ya no sólo la externa, le daba cobijo a mi corazón, cálido. Tres vasos de agua irrumpieron la escena frente al poeta, no hubo ni un sorbo. Al culminar, se guardó su pequeño reloj de bolsillo, incluidos todos nosotros. 

La sala se fue vaciando, y los espacios permitieron las caras del resto de nosotros. Felicitaciones Poeta, nos comentábamos entre risas. Comenzó el juego a ser famosos, a firmar páginas, a darle imagen a los autores. Las dedicatorias nerviosas, la firma torcida que se siente un poco extraña al lado de la letra molde impresa. Entendí que la única protagonista era la obra que tenía en mi mano. A ella, le rendimos todos los honores.

Aquél domingo en el Centro de Historia Larense, compartimos con el poeta Rafael Cadenas, editores y coordinadores un debut social literario. Semejante padrino pone el listón bien alto. Estoy seguro que todos aceptamos el reto. Felicitaciones Doce con Doce.













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